Cinco días tras el sueño de cuatro niños de jugar en el Chelsea

Fueron a Londres para vivir la experiencia de jugar con tres estrellas del famoso club.

Ricardo Andrés Parra tiene solo ocho años, vive en el barrio El Paraíso de Ciudad Bolívar con su mama, Rosa, que se dedica a cuidar niños, estudia en la escuela rural Quiba Alta y lo que más le gusta hacer es jugar fútbol.

Y esa afición, precisamente, le acaba de dar la grandiosa oportunidad de ir a Londres y jugar un rato con John Terry, el capitán del club de fútbol Chelsea; Fernando Torres, goleador del mismo equipo y de la selección española, y Eden Hazard, revelación de la temporada en la Premier League y pilar de la selección belga que estará en el mundial de Brasil.

Ricardo nunca había montado en avión ni mucho menos salido del país. Y su debut en las dos cosas fue en grande. Recorrió los más de 9.000 kilómetros de la ruta Bogotá-París-Londres para asistir con otros tres niños colombianos, ocho de China y dos de Vietnam al programa ‘Dream the Blues’, que promueven la firma coreana Samsung y el club inglés.

El objetivo del mismo no es otro que acercar a esas estrellas a niños como Ricardo, en diferentes partes del mundo y llevarles un mensaje simple: el fútbol es, sobre todo, diversión.

Y diversión tuvieron Ricardo y sus compañeros de aventura: Édgar David Contreras, Juan Andrés Giraldo y Bryant William Palacios.

Édgar David acaba de cumplir 13 años y estudia en el Instituto Ricaurte; Juan Andrés Giraldo tiene aún 12 y es del Colegio Agustiniano de Ciudad Salitre y Bryant, de 10 años, está en quinto grado del Tomás Cipriano de Mosquera, en Engativá.

Todos fueron escogidos en un proceso que reunió a alrededor de 180 niños finalistas y manejaron cinco entrenadores del Chelsea enviados desde Londres.

Juan Andrés fue el mejor del grupo de niños escogidos de cuatro colegios. Y no solo por sus habilidades con el balón sino por su sentido del trabajo en equipo y su dotes naturales de líder.

Édgar David tuvo la oportunidad de ganar gracias a que su papa, Armando, ganó el derecho a inscribirlo para las pruebas comprando una nevera Samsung y Bryant pudo entrar porque su hermana, fanática del Chelsea, lo convenció de ir a la Citycápsula de Citytv y grabar uno de los más de mil mensajes que concursaron para cumplir el sueño.

Ricardo Andrés, el más pequeño de todos, fue el escogido entre los niños de tres fundaciones que trabajan con población vulnerable a través del fútbol y que Samsung invitó a participar en la selección.

Los cuatro, como se ve, son de mundos distintos y no se conocían antes. Sin embargo, al subirse al avión, parecían amigos de toda la vida, unidos por la expectativa de conocer una de las ciudades más lindas del mundo, uno de los clubes más exitosos de Europa y tres de esas estrellas que ven cada ocho días en los partidos de las encopetadas ligas europeas.

Los padres de los tres más grandes se montaron con ellos. William, Leiderman y Armando iban casi con las mismas expectativas de los pequeños. Ricardo, en cambio, viajó con Beatriz Correa, de la Fundación Colombianitos, a la que pertenece.

Tras casi 12 horas de viaje, Londres los recibió con un sol inusual y una hora después de llegar al hotel los niños estaban ya en calentamiento con ocho niños chinos y uno vietnamita y Steve y Zak, los entrenadores.

Saltaron como Terry, driblaron como Hazard, se lanzaron por la bola como Peter Cech y celebraron como Torres y eso fue suficiente para romper el hielo entre todos a pesar de la diferencias de idioma y cultura.

La mañana del segundo día, domingo, fue para las fotos en el Big Ben y ver todo Londres desde una de los 32 cabinas de la gran rueda que adorna el río Támesis y permite ver toda la capital inglesa. La tarde fue para ver alChelsea ante el Norwich, en el último partido de la temporada en el Stamford Bridge, su estadio de 137 años.

El lunes fue el primer entrenamiento, que incluyó dos juegos contra equipos juveniles. Allí descubrieron la fuerte pegada de su nuevo amigo vietnamita Tien Ba y la habilidad de un chinito simpático llamado Ma Jun Jie.

En la tarde, en un nuevo recorrido por el estadio, conocieron el sitio donde el Chelsea calienta, Torres recibe los masajes y donde José Mourinho da su charlas técnicas. Un camerino con seis tinas de baño y el doble del espacio del de visitantes.

Vieron el sitio en que cada jugador se sienta y donde está colgada su camiseta. Descubrieron que los que hablan inglés tiene su rincón, al igual que los francófonos y la banda brasileña de Óscar, David Lúiz, Ramires y Willian.

El gran día fue el martes. A eso de las diez de la mañana, cuando los chicos ya entrenaban, aparecieron Terry, Hazard y Torres. Después de chocar manos y cruzar unas pocas palabras se fueron a lo suyo –hacer paredes, driblarte rivales, disparar y lanzar cabezazos al arco– mientras los padres y los medios los seguían maravillados desde la raya.

Vieron a un Torres de pocas palabras, pero dispuesto todo el tiempo a jugar; a un Hazard con ánimo de hacer pilatunas y a un Terry que celebraba cada jugada como niño.

En la cara de los pequeños se veía la cara de felicidad y las ganas de lucir su juego, sin importar el cansancio acumulado de los juegos, el viaje y el cambio de horario. Todo término en un partido de los jugadores del Chelsea contra los 14 pequeños en el que Hazard tuvo que guardarse la bola entre la camiseta para hacer un gol.

Después vinieron las entrevistas y los autógrafos, y las fotos con los chicos y los orgullosos padres. Bryant aprovechó el momento para darle a John Terry el regalo de su familia: una imagen estampada en tela del episodio glorioso de la Liga de Campeones del 2012, que ganó Chelsea con él como capitán.

En la despedida, Steve, el entrenador, destacó lo sorprendente realidad que mostraban las imágenes. Niños que llevaban apenas tres días juntos y no tenía un idioma común distinto al fútbol, eran ya amigos de abrazos, bromas y Facebook.

El objetivo estaba cumplido, y Ricardo, Juan Andrés, Bryant y Édgar David volvieron con un recuerdo único en sus vidas.

‘Mantener la ilusión es lo importante’

Fernando Torres, delantero español

Ojalá hubiera tenido, cuando niño, esta oportunidad que les dan a estos pequeños Samsung y Chelsea. Ver gente de países diferentes y jugadores profesionales que fueron como ellos cuando eran pequeños y que, como en mi caso, venimos de barrios humildes. He pasado un gran rato con ellos y mi consejo es que disfruten. Los vi

‘Hay que divertirse’

Eden Hazard, mediocampista belga

Yo recuerdo que, cuando niño, miraba a los grandes futbolistas por televisión y luego trataba de copiar lo que veía. Creo que así aprendí. No creo haya un secreto para ser un buen pasador, como dicen que soy. Yo jugaba todo el tiempo con mis hermanos en el jardín y, con los años, esas fueron mis características. Mi mensaje para estos niños es divertirse con el balón y trabajar mucho. Todos los jugadores, cuando niños, quieren ser profesionales algún día, pero realmente son pocos los elegidos. Así que, principalmente, hay que divertirse, sea uno un defensa o un atacante, y trabajar muy duro.

‘Hay que tener ganas de triunfar’

John Terry, defensa inglés

Un programa como este es muy importante porque los niños pueden ver que los sueños se pueden hacer realidad si uno trabaja duro. Mi sueño, desde pequeño, fue jugar en el Chelsea y ahora estoy aquí. A los 12 años me di cuenta que podía ser futbolista. Desde entonces, me cuidé en mi alimentación, me preparé y me alejé de muchas cosas con los amigos. A lo largo de mi carrera me han acosejado muchas cosas, pero algo que siempre me han repetido es mantener las ganas de triunfar y eso hasta el día de hoy lo mantengo.

VÍA: EL TIEMPO

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